Algun@s os estaréis preguntando…Y eso ¿qué es?
Aunque todavía hay gente que piensa que es una
invención, el Síndrome de las Piernas Inquietas (enfermedad de
Willis-Ekbom) es un trastorno de origen neurológico, en el que se producen unas
sensaciones molestas en las extremidades en las piernas durante el reposo, por ejemplo, al permanecer sentado o
acostado.
La causa aún no está clara, pero los últimos estudios
dicen que se debe a que el cerebro no genera correctamente dopamina (sustancia
natural) que es ineludible para controlar el movimiento y esto suele deberse a
una falta de hierro (imprescindible para sintetizar la dopamina).
Puede aparecer a cualquier edad, siendo más frecuente
a partir de la cuarta década de la vida.
Aunque no es un riesgo para la salud, sí limita la
calidad de vida, ya que las personas que lo padecen, duermen muy poco, porque
sufren microdespertares durante la noche, lo cual genera cansancio diurno,
dificultades de memoria y concentración, incluso depresión y ansiedad.
Síntomas
- Necesidad de mover las piernas, tipo “sacudidas”.
- Dolor o malestar, refieren sensaciones como: “quemazón, hormigueo, pinchazos, calambres, burbujas, flujo de agua por las piernas, palpitaciones, picazón”
- Empeoramiento de los síntomas a últimas horas de la tarde o por la noche, aunque se pueden tener durante el día: en la oficina, en el cine, durante los viajes en avión o en coche, etc.
- Alivio cuando se está en movimiento, por eso la mayoría de los afectados optan por caminar, de ahí que se les conozca como andadores nocturnos.
Tratamiento
- Masajes relajantes en las piernas.
- Estiramientos de la musculatura más idóneos para su caso.
- Y si los síntomas interfieren en el bienestar del paciente es necesario el tratamiento farmacológico con agonistas de la dopamina.
Hábitos saludables
- No intentar suprimir la necesidad de moverse, pueden empeorar los síntomas. Con el movimiento, las sensaciones desagradables se alivian o desaparecen.
- Reducir el consumo de café, tabaco, alcohol, refrescos, té, chocolate …
- Procurar no acostarse inmediatamente después de haber comido, con hambre o por el contrario tras una cena copiosa.
- Mantener un horario de sueño regular, acostándose y levantándose siempre a la misma hora, incluidos los fines de semana y vacaciones.
- Evitar las siestas de más de 30 minutos.
- Realizar ejercicio ligero y de forma regular como: caminar, yoga, pilates y mínimo 4 ó 5 horas antes de acostarse.
- Tumbarse con las piernas en alto (estando los pies por encima del corazón).
- Aplicar agua fría en la ducha preferiblemente por la noche.
Espero os haya gustado y os aseguro que con estos
consejos se consigue disminuir los síntomas, mejorar la calidad de vida, así
como la calidad y cantidad de sueño.
Fátima
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