Llevo un montón de años dedicados a la Fisioterapia y siempre he tenido cierta predilección por las personas mayores, son: cariñosas, respetuosas, valoran tu trabajo y son muy agradecidas porque mejoran muy rápido, como yo siempre les digo: “Están hechos de otra pasta”.
Actualmente acudo una vez a la semana a una residencia
de ancianos, además de tratar a otros en su propio domicilio y todos me reciben
con una gran sonrisa, ya que desde que los trato han notado mejoría tanto en
sus dolencias como en su movilidad.
Uno de los conceptos equivocados que se tiene de la
Fisioterapia es que solo se puede usar cuando uno tiene una lesión, pero creo
que todos tenemos claro que es mejor prevenir una caída que tratar las
fracturas que pueda ocasionar, por eso en la tercera edad aplicamos la Fisioterapia
Preventiva mediante la realización de ejercicios para:
- Mantener una buena amplitud articular.
- Fortalecer la musculatura.
- Mejorar la resistencia.
- Mejorar el equilibrio y la marcha.
Todo ello encaminado a mantener su independencia el
mayor tiempo posible, conseguir una mejora progresiva o un enlentecimiento de
los síntomas.
Para lograr esta calidad de vida también es importante
una correcta alimentación y un aumento de su autoestima, que les otorgue más vitalidad,
por eso durante el tratamiento procuro animarlos, sonreír y hacerles partícipes
en todo momento de la importancia que tiene hacer ejercicio terapéutico para
encontrarse mejor.
Como dice mi madre: "En esta vida nos enseñan a crecer, ir
al colegio, encontrar un trabajo, formar
una familia, pero nadie nos prepara para la vejez", es decir, para asumir las limitaciones,
la falta de fuerza y de agilidad, la perdida de reflejos…
La Fisioterapia es de vital importancia a la hora de
combatir o retardar todo tipo de patologías, ya sean provenientes de la edad o
por la inactividad en la tercera edad.
Mantener un envejecimiento activo ayuda a suavizar el
paso de los años.
Fátima
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